Situada a 98 km de Madrid y a 28 km de Segovia se encuentra La Abadía de Párraces. Una finca de más de 300 hectáreas con un monasterio del siglo XVI rodeado de preciosos paisajes de encinas, choperas y pinares.
La Abadía, lugar de recogimiento de los Jerónimos en el siglo XVI y anexionado en la época a El Escorial, consta de un caserío con una impresionante estructura, dos claustros del Siglo XVI con capacidad para más de 400 personas, preciosos jardines, arcos y columnas de antaño y dos carros de caballos antiguos. Todo esto le convierte en el entorno ideal perfecto para cualquier evento o celebración.
La abadía de Párraces es además un lugar de relevancia histórica ya que acogió entre sus muros al Emperador Carlos V que, procedente de Arévalo, hizo escala y pernoctó en sus instalaciones antes de llegar a Madrid. Felipe II visitó la Abadía en varias ocasiones, una de ellas en 1592, en la conocida Jornada de Tarazona, dónde iban a reunirse las Cortes Aragonesas.
El 13 de junio de ese mismo año, el Rey durmió en Abades, y al día siguiente, domingo, se acercó a Párraces donde pasó todo el día disfrutando de sus instalaciones, incomparables en esa época.
También descansó en Párraces el cuerpo de Juan de Austria y en El Quijote de Cervantes, la novela más ilustre escrita en habla castellana, se atribuye a este enclave la aventura en la que los protagonistas se encontraron con un cortejo fúnebre que consistía en el traslado de los restos de San Juan de la Cruz